Roma amaneció distinta. Calles en silencio, filas espontáneas en torno a la Plaza San Pedro y un aire de recogimiento inédito desde la muerte de Juan Pablo II en 2005. El fallecimiento del Papa Francisco, ocurrido el lunes 21 de abril, no solo marcó el final de una era, sino que abrió un proceso de transición histórico en el Vaticano.
Este martes, el portavoz de la Santa Sede reveló un emotivo detalle que conmovió a millones de fieles: las últimas palabras del pontífice argentino. Según relató su enfermero personal, Francisco, con voz tenue pero clara, le dijo antes de morir: “Gracias por todo. Cuídense mucho. Y recen por mí”. Fue su despedida íntima, coherente con el tono pastoral y humano que marcó los 12 años de su papado.
La preparación del funeral
El Vaticano activó el protocolo mortis pontificis, que prevé una serie de ceremonias litúrgicas y procedimientos diplomáticos. El cuerpo del Papa será expuesto desde este miércoles en la Basílica de San Pedro, donde se espera que más de un millón de personas pasen a despedirlo en las próximas 72 horas.
El funeral solemne está previsto para el viernes 26 de abril a las 10:00 (hora local), en una celebración presidida por el decano del Colegio Cardenalicio, Giovanni Battista Re. A diferencia del sepelio de su predecesor Benedicto XVI, que había renunciado y fue considerado “Papa emérito”, el de Francisco será el primero en casi dos décadas en honrar a un pontífice en ejercicio.
Se espera la asistencia de más de 80 jefes de Estado y líderes religiosos de distintas confesiones, así como delegaciones de organismos internacionales. Argentina enviará una comitiva encabezada por la canciller Diana Mondino y se prevé una misa paralela en la Catedral Metropolitana de Buenos Aires.
El Vaticano en transición
Mientras se realizan los actos fúnebres, la Sede Apostólica entra en estado de “Sede Vacante”, lo que significa que todas las decisiones de gobierno ordinarias quedan suspendidas hasta la elección de un nuevo Papa. El cónclave de cardenales se celebrará en las próximas semanas, aún sin fecha oficial, pero se estima que podría comenzar entre el 30 de abril y el 2 de mayo.
Los analistas señalan que el nuevo cónclave enfrentará desafíos inéditos: continuidad o cambio, apertura doctrinal o reconfiguración conservadora. El legado de Francisco —con su impulso a una Iglesia más inclusiva, su crítica al capitalismo salvaje y su liderazgo global en temas ambientales— deja una vara alta y, al mismo tiempo, una tensión eclesial que no se esconde.
Un Papa cercano que cambió la forma de ser pontífice
El Papa Francisco fue el primero en muchos sentidos: primer jesuita, primer latinoamericano, primer Papa con formación científica, y el primero en vivir en la Casa Santa Marta en lugar del Palacio Apostólico. Su estilo austero y su cercanía transformaron el modo de habitar el poder papal.
Renunció al anillo de oro, usó una cruz de hierro, pidió a los fieles que rezaran por él en lugar de bendecirlos desde el balcón. Se enfrentó al poder económico y defendió a los migrantes. Y sobre todo, puso en el centro la misericordia como brújula pastoral.
El Vaticano ahora llora, pero también se prepara para lo que viene. En las próximas semanas, mientras su cuerpo descanse en las grutas vaticanas, la Iglesia Católica se enfrentará a una nueva elección que no solo definirá a su líder, sino también el rumbo espiritual y político de los próximos años.
Desde la Plaza San Pedro, el eco de sus palabras aún resuena: “Recen por mí”. Y el mundo, esta vez, reza por él.