La tormenta no dio tregua. Lo que parecía un simple cambio de tiempo terminó siendo una postal violenta del clima: calles anegadas, autos cubiertos de hielo y familias enteras mirando con sorpresa y preocupación cómo el cielo descargaba su furia. Rosario y buena parte del sur provincial vivieron un fin de semana bajo la amenaza constante de tormentas, con la granizada como protagonista inesperada.

Durante la tarde del domingo 31 de agosto, localidades como Sauce Viejo, Laguna Paiva, Esperanza, Santo Tomé, Pavón Arriba, Acebal y General Lagos reportaron caída de granizo. No fue un episodio aislado ni breve: en muchos casos, las piedras llegaron acompañadas de rayos, truenos y lluvias intensas que complicaron el panorama.

En la capital provincial, los servicios de emergencia trabajaron a destajo por reclamos vinculados a árboles caídos y cables en riesgo. Pero fue en el sur donde la situación se volvió crítica. En María Teresa, el agua acumulada rozó los 300 milímetros en pocas horas y se debió evacuar preventivamente a más de 100 personas. Villa Cañás y Melincué también superaron los 170 y 140 milímetros respectivamente, en registros que superan ampliamente lo habitual para esta época.

En Rosario, la tormenta tuvo dos actos: el primero durante la tarde del domingo, con más de 75 milímetros de agua caída y ráfagas de viento que complicaron la circulación en varias zonas. El segundo, ya en la madrugada del lunes, cuando varios barrios fueron sorprendidos por una fuerte granizada que dejó su huella en parabrisas astillados, techos de chapa retumbando y vecinos que salieron a la vereda con el celular en mano, tratando de entender si lo que caía era granizo o piedra pura.

“Nunca vi algo así”

En barrio Echesortu, Juan Carlos, de 67 años, mostró el capó abollado de su auto y se resignó: “He visto tormentas, pero esto fue distinto. Las piedras eran grandes como nueces. A esa hora uno ya está por irse a dormir y de golpe parecía que el techo se venía abajo”.

Las autoridades emitieron alertas durante todo el fin de semana, con tramos de nivel naranja por tormentas severas. El fenómeno se enmarca dentro de la llamada “Tormenta de Santa Rosa”, un clásico del calendario meteorológico que este año llegó con una intensidad fuera de lo común.

Si bien los daños materiales fueron menores en comparación con lo que podría haber sido, la preocupación en la comunidad es evidente. Las proyecciones climáticas alertan sobre una primavera inestable, y este episodio parece ser solo el comienzo.