Harvard y más de 70 universidades desafían a Trump: fuerte rechazo a las nuevas restricciones migratorias


A menos de cuatro meses del regreso de Donald Trump a la Casa Blanca, el mundo académico de Estados Unidos entró en pie de guerra contra las primeras medidas migratorias de su nuevo gobierno, especialmente aquellas que impactan directamente sobre el ingreso, permanencia y empleabilidad de estudiantes internacionales.

Harvard lidera una carta firmada por más de 70 universidades, entre ellas Stanford, Columbia, Yale, el MIT y otras grandes instituciones, donde se expresa un rechazo tajante a las políticas anunciadas por el Departamento de Seguridad Nacional (DHS), que buscan restringir el programa OPT (Optional Practical Training) y endurecer los criterios para otorgar visas de estudio.

El regreso de una agenda dura

Desde su regreso al poder en enero de 2025, Trump ha reactivado los lineamientos más duros de su primer mandato. En el centro de la polémica está el nuevo “Protocolo de Seguridad Académica”, impulsado por la Casa Blanca, que impone mayores controles sobre estudiantes provenientes de países como China, Irán, Rusia, Venezuela y Pakistán.

“Queremos asegurarnos de que las universidades estadounidenses no estén formando a quienes luego compiten contra nosotros o nos espían”, afirmó el mandatario días atrás, al defender la medida.

Pero en los claustros, la respuesta no se hizo esperar.

La carta del desacuerdo

El texto difundido por las universidades advierte que restringir el acceso de estudiantes internacionales sería “un error estratégico” que afectaría gravemente la innovación, la investigación científica y el prestigio global de la educación superior estadounidense.

“El liderazgo académico de Estados Unidos no puede sostenerse sin una política migratoria abierta y racional. El nuevo protocolo es una amenaza a ese liderazgo”, señala el documento firmado por rectores y presidentes de universidades.

Actualmente, más de un millón de estudiantes extranjeros cursan estudios superiores en EE. UU., aportando no solo a la diversidad cultural, sino también unos 40.000 millones de dólares anuales a la economía nacional.

Harvard en el centro del conflicto

En el caso de Harvard, la tensión con la administración Trump es aún mayor. En las últimas semanas, funcionarios federales iniciaron una auditoría de seguridad sobre algunos centros de investigación financiados con fondos extranjeros, lo que fue interpretado por la universidad como una maniobra política.

“Es un intento claro de intimidación y censura”, denunció un vocero de la institución, que ya había tenido roces con Trump durante su primer mandato.

Una pulseada que recién empieza

Los analistas interpretan esta escalada como una nueva señal del giro nacionalista de Trump 2.0, que ahora pone la lupa sobre el sistema universitario, al que acusa de tener un sesgo “elitista y antipatriótico”.

Sin embargo, los rectores se muestran decididos a resistir. “No vamos a quedarnos callados mientras se socava la esencia de nuestras instituciones”, afirmó la presidenta de la Asociación de Universidades Americanas (AAU), Barbara Snyder.

Mientras tanto, en los campus de todo el país, la incertidumbre crece. Miles de estudiantes extranjeros —muchos ya aceptados para el ciclo 2025-2026— no saben si podrán ingresar al país ni si tendrán derecho a trabajar luego de graduarse.


En su segundo mandato, Donald Trump vuelve a apuntar contra la inmigración. Pero esta vez, el conflicto no está en la frontera: está en los pasillos de Harvard.