El presidente Javier Milei enfrenta una caída sostenida en su nivel de confianza ciudadana, según el último informe de la Universidad Di Tella. El estudio, publicado este lunes, confirma que la imagen del mandatario se deteriora por quinto mes consecutivo, reflejando un escenario de creciente desgaste político a medida que avanza su gestión.
De acuerdo al Índice de Confianza en el Gobierno (ICG), la administración de La Libertad Avanza obtuvo en abril 1,77 puntos, una baja de 4,2% respecto a marzo. Este resultado no solo acentúa una tendencia negativa, sino que además marca el registro más bajo desde que Milei asumió en diciembre de 2023.
La serie histórica muestra que el mandatario inició su gestión con un nivel de confianza alto, propio del llamado “período de luna de miel” tras una victoria electoral contundente. Sin embargo, los primeros meses de fuertes ajustes económicos, conflictos políticos y dificultades para consolidar apoyos legislativos han impactado directamente en la percepción ciudadana.
En términos anuales, el índice evidencia una caída del 21% en comparación con abril de 2023, cuando el país transitaba la campaña presidencial. Esto sugiere que, más allá de los desafíos coyunturales, la administración Milei enfrenta dificultades para sostener la expectativa de cambio que movilizó a gran parte de su electorado.
El estudio de la Di Tella también desglosa distintos componentes de la confianza: el ítem de “honestidad de los funcionarios” y “capacidad para resolver problemas” fueron los que más se deterioraron. Estos datos son particularmente sensibles en un contexto donde el oficialismo promueve una narrativa de lucha contra “la casta política” y “los privilegios estatales”.
A pesar de la baja, el nivel actual de confianza aún se ubica por encima del promedio de los últimos años de gestión kirchnerista y de la administración de Mauricio Macri, cuando la crisis económica había generado desplomes aún más abruptos en la credibilidad gubernamental.
La tendencia descendente en el respaldo a Milei, no obstante, enciende alarmas tanto en la Casa Rosada como en sus aliados, ya que coincide con un momento clave: la negociación de leyes estructurales en el Congreso y la implementación de su programa de reformas económicas.
Si el Gobierno no logra revertir esta dinámica, podría enfrentar mayores resistencias sociales y políticas, en un contexto donde el capital simbólico del presidente —su principal activo hasta ahora— muestra señales claras de debilitamiento.
Fuente: LPO
