Una noticia que no deja de conmover. En Rosario, una joven de 25 años perdió la vida a consecuencia del dengue, una enfermedad que, por lo general, afecta más gravemente a personas con comorbilidades. Lo insólito de este caso es que, en esta ocasión, la víctima no presentaba ninguna condición preexistente. Un recordatorio brutal de la vulnerabilidad que sigue presente en nuestra sociedad frente a la propagación de enfermedades transmitidas por el mosquito Aedes aegypti.
El Ministerio de Salud de la provincia confirmó que la joven fue diagnosticada con el serotipo DEN-2, conocido por su alta virulencia. El cuadro de la paciente, que parecía en principio manejable, empeoró rápidamente, llevándola a un desenlace fatal en cuestión de días.
Este es el segundo deceso por dengue registrado en Santa Fe en lo que va de la temporada, un dato alarmante si se tiene en cuenta la cantidad de casos confirmados en todo el territorio provincial, que ya superan los 5.300. La joven rosarina se suma a otro paciente que también sucumbió al serotipo DEN-2, un hombre de 79 años oriundo de Casilda.
Para poner en perspectiva la gravedad de la situación, el brote en la provincia continúa creciendo, con un incremento significativo de casos en comparación con las semanas previas. Mientras tanto, las autoridades de salud instan a la población a no bajar la guardia, a prevenir la proliferación del mosquito y a extremar las precauciones.
Prevención del dengue: un compromiso de todos
Es fundamental recordar que el dengue es prevenible. Las autoridades sanitarias recomiendan medidas sencillas pero efectivas para evitar la proliferación del mosquito transmisor:
- Eliminar criaderos de mosquitos: vaciar, limpiar o tapar recipientes que acumulen agua (bebederos de animales, macetas, llantas, etc.).
- Usar repelente: aplicar repelente sobre la piel expuesta, especialmente en áreas con alta circulación del mosquito.
- Instalar mosquiteros: protegerse de las picaduras de mosquitos, tanto dentro como fuera de casa.
- Visitar al médico ante síntomas: fiebre, dolor detrás de los ojos, erupciones o dolor muscular deben ser evaluados rápidamente para evitar complicaciones.
Pero más allá de los números y las estadísticas, lo que esta tragedia pone de manifiesto es la fragilidad humana ante una enfermedad tan silenciosa como letal, que puede atacar a cualquier persona, sin importar la edad ni el estado de salud previo. Un recordatorio cruel, pero necesario, de la importancia de seguir luchando contra el dengue con medidas efectivas y sostenibles.
El caso de la joven de 25 años se convierte en una alerta para todos. La situación está lejos de estar controlada, y el dengue sigue siendo una amenaza real que exige nuestra atención y responsabilidad colectiva.