Santa Fe marcó con carteles los accesos a rutas nacionales que cruzan su territorio y que están literalmente destruidas. La medida busca dejar en claro de quién es la responsabilidad: la Nación. “Hemos pedido que nos las cedan y no nos responden”, dijo Pullaro.
En Santa Fe ya no hay espacio para el silencio ni para la espera. Ante el estado calamitoso de las rutas nacionales que atraviesan la provincia —llenas de baches, sin señalización ni mantenimiento básico—, el gobierno provincial decidió tomar una medida drástica: señalizar los ingresos a estas trazas con carteles de advertencia. No para hacerse cargo, sino para dejar en claro quién debe hacerlo.
“El abandono es total, los santafesinos están arriesgando sus vidas todos los días”, disparó el gobernador Maximiliano Pullaro, que además recordó que su gestión ya invirtió cerca de 400 millones de dólares en arreglar rutas provinciales, muchas de las cuales están en mejor estado que las federales, pese a que tienen más kilómetros.
“Queremos que los ciudadanos sepan que esas rutas no son nuestras. Ya le pedimos a Nación que nos las ceda si no las va a arreglar. Estamos dispuestos a hacernos cargo, pero necesitamos que nos lo permitan formalmente”, insistió Pullaro. Mientras tanto, recomendó que los conductores elijan caminos provinciales, donde el mantenimiento sí existe.
La señalización cumple dos funciones: prevenir accidentes y transparentar responsabilidades. Con la caída de las licitaciones para obras en la Ruta Nacional 33 y la 178, desde el gobierno santafesino señalan que se agotó la paciencia. “Decidimos señalar con claridad la responsabilidad de cada uno”, explicó el mandatario.
Un ejemplo brutal es la Ruta 33, donde las condiciones son tan peligrosas que incluso el ministro de Obras Públicas santafesino, Lisandro Enrico, sugirió directamente no usarla. En su lugar, recomendó la Ruta Provincial 90, recientemente repavimentada.
Pullaro no se guardó nada: “Por nuestras rutas pasan más de 2,2 millones de camiones por año. La Nación se queda con los dólares de las exportaciones, pero no invierte en las rutas que esos camiones destruyen. No es justo”.
Pese a la crítica, la Provincia no se cruza de brazos. Ya envió a la Legislatura un plan para asumir la administración integral de las rutas nacionales, incluso las deficitarias. Pero la respuesta de Nación, por ahora, es el silencio.