En la Fórmula 1 hay momentos que definen carreras, temporadas… e incluso legados. Max Verstappen encontró uno de esos momentos en la primera curva del Gran Premio de Imola. Con un movimiento tan audaz como quirúrgico, el neerlandés superó a Oscar Piastri en Tamburello y no volvió a mirar atrás. La maniobra, calificada por Christian Horner como “ganar o tirarlo todo a la basura”, marcó el inicio de una actuación magistral del piloto de Red Bull, que se quedó con la victoria número 400 del equipo en la máxima categoría.
Una largada que valió oro
Red Bull llegaba a Imola con presión. McLaren había comenzado el fin de semana como claro favorito tras dominar los entrenamientos. Pero el domingo, en el momento clave, Verstappen volvió a demostrar por qué es tres veces campeón del mundo. Con un hueco mínimo dejado por Piastri, Max se tiró con determinación y se adueñó del liderato apenas unos segundos después de la largada. De ahí en más, la historia fue toda suya.
“Fue una de esas situaciones en las que tenés que decidir en milésimas: o ganás la carrera o te vas con las manos vacías. Y Max fue simplemente brillante”, resumió Horner tras la competencia.
Verstappen: Control, ritmo y cabeza fría
El resto fue ejecución. Verstappen administró con maestría el ritmo de carrera, soportó un reinicio tras auto de seguridad, un período bajo VSC y mantuvo siempre la distancia con los McLaren. “Nunca sentimos una presión real desde atrás”, admitió Horner.
El ritmo del RB20 sorprendió incluso a sus propios ingenieros, que encontraron en Imola un rendimiento que, según el propio jefe del equipo, no veían desde Brasil 2023. La degradación de los neumáticos, otro factor clave, jugó a favor del equipo austríaco, mientras McLaren, sólido en los ensayos, perdió consistencia en el momento decisivo.
¿El comienzo del contraataque de Verstappen?
Tras una primera parte de temporada irregular, en la que Red Bull cedió terreno ante McLaren en el campeonato de constructores, la victoria en Imola significa mucho más que un número redondo. Marca un punto de inflexión.
“Estamos entendiendo mejor el coche, poniéndolo en la ventana de rendimiento ideal. Esta victoria llega justo cuando entramos en el tramo europeo del calendario, que es vital para la pelea por el título”, explicó Horner, que destacó el trabajo del equipo técnico durante las últimas semanas.
Con esta victoria, Verstappen suma su segundo triunfo del año y se coloca a solo 22 puntos de Oscar Piastri, actual líder del campeonato. Red Bull, por su parte, recorta diferencias y recupera confianza de cara a una temporada que promete ser más apretada que nunca.
Tensión interna en McLaren: ¿peligro en el horizonte?
Mientras Red Bull festeja, McLaren empieza a tomar nota de un conflicto latente. La tensión entre Piastri y Lando Norris —ambos aspirantes al título— ya se siente en pista. “Se respetaron, pero fue al límite”, dijo Horner, aludiendo al duelo interno que podría costarles puntos a largo plazo.
“Cuando dos pilotos pelean por el campeonato, en algún momento el ego pesa más que el equipo. Y eso puede ser una bomba de tiempo”, advirtió con la experiencia de quien ha visto esa película antes.
Imola fue una fiesta para Red Bull. En su carrera número 400, el equipo austríaco no solo volvió a subir a lo más alto del podio: lo hizo con un mensaje claro. En esta Fórmula 1 cada vez más competitiva, el campeón no se rinde. Y Max Verstappen tampoco.